9.1.08

LAMPARITAS

No hay nada como el calor de hogar, me decían de chico. Y es verdad, no se compara con nada. Menos si hablamos del calor sofocante de este enero, con cortes de luz.
Salí a la calle en busca de un locutorio, cuando me encontré con dos funcionarios del gobierno dispuestos a tocarme el timbre. Detrás suyo, cuatro muchachos en camiseta, golpeaban un bombo como en un acto político.
-Venimos a dejarle esto -me dijo el que tenía menos cara de corrupto de los dos, estirando su mano. Los muchachos de fondo aplaudían la entrega, mientras el del bombo no dejaba de golpear.
-Qué increíble -contesté emocionado-. Crecí escuchando a un tío lejano (lejano porque vivía en Canadá) contar que a él su primera bicicleta se la regaló Evita. Y hoy, cincuenta y pico de años después, recibo de Cristina mi primer par de lamparitas de bajo consumo.
-Ya lo dijo en la campaña, ahora se viene el cambio -me respondió el otro.
-Quisiera ver adónde está el cambio -interrumpió el kiosquero-. Hace tres días que tengo a un tipo parado adentro del negocio esperando que le dé el vuelto. La otra vez le tuve que robar la alcancía a mi hijo menor, ahora la está reclamando. Tuve que decirle que la tienen secuestrada los de las FARC!!
Arrebaté las dos lamparitas y seguí viaje hacia el locutorio.
El locutorio tenía el aire acondicionado tan frío que tuve que esperar que dos osos polares desocuparan una de las máquinas para conectarme a Internet.
No entendía por qué sólo dos de las 17 computadoras estaban enchufadas.
-Es que estamos ahorrando energía.
-Y entonces, ¿por qué tienen el aire acondicionado tan alto?
-Es que estamos ahorrando energía...
-No entiendo -respondí.
-Es que el control remoto del aire está muy lejos y nos da fiaca ir hasta allá.
Ocupé una PC, hice mi lectura cotidiana de diarios, actualicé el blog y fui hasta la caja a pagar.
-Son tres pesos con treinta y cinco -me dijo el dueño.
Introduje mi mano en el bolsillo y sólo tenía un billete de cinco pesos.
-Voy a buscar cambio y vuelvo -me dijo.
Hace cuatro días que estoy acá, muerto de hambre y de frío. Tengo que dejarlos, vienen unos tipos a entregar lamparitas de bajo consumo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente como siempre!! Congratulations!!

Unknown dijo...

¿Para qué hablar de los grandes escritores y poetas satíricos (no sátiros) Horacio, Juvenal, Marcial, Quevedo, Cervantes, etc. etc.???
Ahora todos hablamos del que los superó a todos!!!!!¡¡¡¡El gran anónimo de las 17.07 o EL TÍO!!!!!!

Anónimo dijo...

Gracias, Circe!!

Julia, te agradezco el comentario, pero como dice una librepensadora televisiva (¿libre?, ¿pensadora?):
¿NO SERÁ MUCHO?

Lo de sátiro... por las dudas no pregunten por el barrio de Caballito

Unknown dijo...

Voy a preguntar!!!! Es mi barrio de la infancia y de mi familia. Ahora vivo en San Isidro...vissste???

Anónimo dijo...

Mortal!!!!!!! un soplo de aire fresco ennn estos dias sofocante!!!
besos