BULIMIA Y ANOREXIA

Hace un tiempo nos enteramos del éxito obtenido por Cielo Latini, una escritora que se dedicó a contar sus historias de anorexia y bulimia desde un blog, temas que luego recopiló en un libro que llegó a ser best seller. Lo que nadie dijo es que antes se había publicado otro material, escrito por Julieta Lanzani (*), el cual nunca llegó al público masivo.
En exclusiva, tenemos los fragmentos más jugosos del libro de Julieta Lanzani.

Mi infancia
"Crecí en una enorme casa, con un hermoso jardín. Los ambientes eran enormes y en vez de puertas tenían arcadas, las cuales me acompañarían durante toda la vida".

Mi adolescencia
"Fue una época inolvidable. De mis amigas yo era la más lanzada."

"Los catorce años fueron los que más me marcaron. Me pasaba el día entero encerrada en el baño y metiéndome los dedos. Un día, mi mamá entró al baño y me encontró con los dedos metidos bien hasta el fondo de la garganta, y me dijo: Menos mal, creí que te estabas masturbando".

Mi Primer Novio
"Mi primer novio es ahora un tipo famoso. No les voy a dar muchos datos, sólo que se llama Baby y trabaja en radio. Como a todos, el sólo verlo me produjo náuseas. En ese momento me di cuenta de que era el hombre de mi vida".

"Fue amor a primera vista. Él se tiró un lance y yo me fui a lanzar."

"Salíamos muy seguido a restaurantes, recuerdo que había uno que era nuestro favorito. Cada vez que llegábamos, el mozo me sonreía y me preguntaba: Señorita, ¿que desea vomitar esta noche?".

Mi matrimonio
"La fiesta de casamiento fue una belleza, el vestido blanco, la decoración y un inodoro exclusivo para mí. Nunca olvidaré el buen gusto de la wedding planner... si hasta me mandó a hacer un babero para que no salpicara el bordado y el encaje del escote al vomitar".

(*) Julieta Lanzani, autora del libro "Se aceptan devoluciones". La última vez que se la vio fue en la Feria del Libro del año 2000, en una firma de ejemplares en el stand de su editorial. La misma terminó en un escándalo de proporciones cuando todas sus fans, en señal de admiración, se introdujeron los dedos en sus gargantas y transformaron la muestra en un asco generalizado.